La última vez que actualicé os dije que esperaba poder enseñaros
pronto un chal que me estaba costando mucho acabar. Entre unas cosas y otras he
tardado un poco más de lo previsto en hacer la entrada pero hoy, por fin, os
traigo mi French Cancan para que lo veáis.
Fue Alex, mi madrina
en el mundo de las lanas, la que me
invitó a hacerlo y yo, que a veces peco de intrépida e impaciente no me lo
pensé dos veces, ¡es un chal tan bonito!
El caso es que esta
vez, he tenido que armarme con toda mi paciencia y mi tesón porque no me ha
resultado fácil en absoluto y si no hubiera sido por Alex, aún estaría haciendo
y deshaciendo la cenefa.
Lo cierto es que, como
siempre, tengo que agradecerle porque si no fuera por ella yo no me animaría
con muchos patrones que veo complicados para mí, me asustan y pienso que no
seré capaz, que tengo que saber un poco más. Pero ella me envía patrones, me
explica, me manda videos y sobre todo, me hace creer que podré tejer casi cualquier
prenda y al final, tiene razón, acaban saliendo.
La primera parte del
chal se hace rápido y es sencilla así que enseguida la terminé. La segunda
parte, es decir, la cenefa, es la que se complica y en la que hay que estar
realmente concentrada.
En mi caso, justo
cuando acabé la primera parte me vi envuelta en una mudanza caótica y opté por
dejarlo un tiempo porque no hacía más que equivocarme.
Retomé un poco más
adelante pero, como este verano ha sido un poco revuelto, me costaba
concentrarme y me pasaba la vida haciendo y deshaciendo. Por fin conseguí que
me saliera del tirón y aunque se me hizo un poco largo, pasito a pasito fui
avanzando hasta terminarlo.
La lana me la había enviado Alex y debo decir que ha sido una gozada tejerla.
El resultado final me
gusta, aunque no sé muy bien por qué, al mojarlo para bloquear, los puntos se
abrieron y no me quedó tupido como en el patrón.
Aún así, estoy muy
orgullosa de mi chal, me costó pero lo conseguí y ya me atrevo con cualquier
cosa. Más adelante volveré a hacerlo, seguramente ya que es una prenda muy
bonita, ¿no os parece?
En mi aventura, además
de Alex y su enorme paciencia, me acompañaron otras tejedoras que hicieron unos
chales preciosos, asomaros a verlos porque, de verdad, valen la pena:
Y para la próxima, a ver si soy capaz de terminar mi primer
jersey J