jueves, 27 de septiembre de 2012

¡Para el frío!


    Ser amigo de una tejedora novata tiene mucho pero que mucho peligro porque una, en su afán por hacer regalos llenos de puntos que se escapan y cariño, experimenta y aprende precisamente mientras confecciona estos detallitos.



    Los amigo especiales, esos que vienen a cenar a casa y a los que vemos poco pero adoramos son lo que se llevan la palma.

    En mi caso, un antiguo compañero de trabajo y batallas que hoy en día me regala libros y más libros y que siempre se acuerda de Jaime y de mí cuando viaja a su tierra, Argentina y nos trae historias divertidas y algún adorno original para la casa.



    Pues bien, este pobre incauto, que además es muy friolero, pagó la primera novatada cuando los Reyes Magos le dejaron en casa un gorrito un poco pequeño y una bufanda un poco ancha, hechas de ganchillo con un merino muy suave y bonito.



    El caso es que al final el gorro fue cediendo y hoy se lo pone mucho. La bufanda, aquí en Sevilla, no puede salir demasiado a la calle pero aún así, él me dice que le encanta.



    Así pues, no contenta con eso y dispuesta como estaba a aprender a usar la agujas de doble punta volví a experimentar con él y le hice unos mitones a juego con el regalo anterior. Y oye, le han gustado porque quiere que le haga otros de color negro :)



    Debo decir que tejer con agujas de doble punta me ha resultado más fácil de lo que esperaba y muy divertido y que, ensayando un par de puntos, estaré lista para tejer manoplas, guantes y más mitones que van a hacer las delicias (espero) de todo el que ose cruzarse en mi camino con las manos frías.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Chal de punto.


    Una de las primeros cosas que hice cuando aprendía a tejer fue bichear en internet sobre el mundo de las lanas. Descubrí que era realmente amplio y un millón de blogs que me enamoraron al instante.

    Y claro, todas las prendas bonitas que veía quería hacerlas. De hecho, sigo queriendo hacerlas, obvio.



    Me llamó la atención ver por todas partes las agujas circulares y el hecho de que los chales siempre necesitaran de ellas para realizarse y ni corta ni perezosa decidí que quería aprender a hacer un chal de punto usando agujas circulares.

    La madrina de mi blog, Alex, que es un encanto y tiene una paciencia tremenda, me envió patrones, me enseñó a hacer unos puntos y otros y trató de resolver mis múltiples dudas pero yo tenía dos problemas. Uno, que aún estoy aprendiendo y la otra que difícilmente se puede seguir un patrón en inglés si no sabes de qué habla. No sé si me entendéis, a medida que voy aprendiendo y controlando puntos y técnicas los voy entendiendo mejor pero, ¡un patrón de chal en inglés sin saber ni cómo se aumenta! Eso es un poco locura y a pesar de la paciencia de Alex, que le agradezco infinito, tuve que reconocer que había picado muy alto. Como bien me dijo ella, lo normal es empezar con bufandas de punto bobo no con chales calados.



    Así las cosas y después de múltiples intentos opté por buscar un patrón fácil en español, con pocos puntos y repetitivo para ir familiarizándome con los chales, las agujas circulares, los aumentos, etc..



    Y este fue el resultado. No quedó perfecto ni precioso como los de Alex pero no está mal. Como lo quería para el cuello no lo hice muy largo, pensando que aumentaría bastante al bloquearlo. Lo cierto es que no ha aumentado tanto como yo esperaba y el resultado es un poco corto pero bueno, me gusta, creo que quedó bonito. La experiencia, además, me vino muy bien porque entre chal y chal descartado, aprendí puntos para todos ellos y tuve mi primer contacto con los patrones en ingles que estoy segura de que no se me resistirán siempre.







    Saqué el patrón de aquí.



    Mientras tejía este chal recurrí a uno de mis tés favoritos, el de menta y chocolate. ¿Os gustan los bombones After Eight? Pues este té huele como ellos y sabe muy parecido, está realmente delicioso, os lo recomiendo.